La dehesa es la gran despensa de Extremadura. El gimnasio donde coge músculo el cerdo ibérico; el paisaje en el que pastan las ovejas con sus corderos y las vacas con sus terneros; el sitio de pastoreo de las cabras, que gustan también de sierras más altas, y el lugar en el que los panales de abejas rompen la gama de verdes con sus colores.
La estampa del ganado comiendo o descansando, al sol o entre la niebla, es una foto fija de la dehesa extremeña, igual que sus construcciones.
Paseando por este ecosistema único en el mundo aparece su arquitectura vernácula, un catálogo en el que comparten espacio los señoriales caserones tipo cortijo con casas de aire palaciego e, incluso, auténticos palacios y restos de castillos. Ver amanecer o atardecer desde cualquiera de estas edificaciones, organizar celebraciones o compartir mesa y mantel con personas queridas, es un auténtico placer.
El millón de hectáreas de dehesa de la región no es el único escenario en el que tienen su origen los más excelsos productos de la gastronomía extremeña.
Lo son también los extensos viñedos de Tierra de Barros, con sus bodegas de arquitectura popular y vanguardista que ya son por sí mismas todo un atractivo para visitar. En la comarca, Almendralejo es la Capital del Vino y en ella llama la atención la singular plaza de toros, que además de ser Bien de Interés Cultural es un caso excepcional, único en el mundo, por tener una bodega debajo de las gradas del coso taurino.
Vides se cultivan también en Cañamero, en el Geoparque Mundial Unesco Villuercas-Ibores-Jara al que pertenece la mundialmente visitada Puebla de Guadalupe, segundo destino de peregrinación a nivel nacional tras Santiago de Compostela. En Montánchez, territorio jamonero de la provincia de Cáceres, fácilmente reconocible desde la distancia por su icónico castillo, situado junto al que se considera uno de los cementerios más bonitos de España.
Los olivares de las comarcas de Sierra de Gata y Las Hurdes en la provincia de Cáceres y de La Serena, La Siberia y Campiña Sur de Badajoz son también paisajes y tierras productores por excelencia. No podemos olvidar las plantaciones de pimentón en las comarcas cacereñas de La Vera, Campo Arañuelo y los valles del Ambroz y Alagón, donde muchos secaderos se han convertido en bonitos alojamientos turísticos o se han incorporado a las viviendas particulares con estudiados diseños de arquitectura que han conseguido resultados dignos de las revistas más especializadas.
Los bancales de cerezos del Valle del Jerte, un paisaje que tiene el honor de ser el protagonista de la Fiesta de Interés Turístico Nacional del Cerezo en Flor que se celebra cada primavera.
En todos estos escenarios es donde nacen y crecen las Denominaciones de Origen Protegidas (DOP) e Indicaciones Geográficas Protegidas de Extremadura (IGP).
A las DOP pertenecen los Aceite de Oliva Virgen Gata-Hurdes, exclusivamente hecho con la variedad manzanilla cacereña y Monterrubio, para el que se emplean más variedades; la Cereza del Jerte, con la picota por bandera; el Jamón Ibérico Dehesa de Extremadura; la Miel de Villuercas-Ibores, con un aroma excepcional y color oscuro; el Pimentón de La Vera, único en el mundo por el toque ahumado que le concede el secado con leña de encina; los quesos de Acehúche, Ibores, La Serena y Torta del Casar, cuajado este último con cardo silvestre y el Vino Ribera del Guadiana, zona productora también del cava extremeño.
De la IGP forman parte el Cordero de Extremadura Corderex; Cabrito de Extremadura; Ternera de Extremadura; Vaca de Extremadura y Vino de la Tierra de Extremadura.
La gastronomía extremeña va más allá de la mesa, la despensa y la cocina. Se le rinde homenaje con fiestas como el Día del Jamón de Monesterio y La Vendimia de Villafranca de los Barros, ambas declaradas Fiesta de Interés Turístico Regional.
En torno a los productos hay rutas que invitan a descubrir no sólo su genuino sabor sino también la historia, cultura y patrimonio que les rodea.
Así se celebran la Ruta del Ibérico Dehesa de Extremadura que transcurre a lo largo de la A66, desde Monesterio hasta Higuera La Real.
Hay que añadir la Ruta del Queso, en los territorios de las DOP (Acehúche, Villuercas-Ibores-Jara, Trujillo, La Serena, Los Llanos de Cáceres, Sierra de Fuentes y Montánchez) más La Vera, Monfragüe, Tajo Internacional – Sierra de San Pedro, Tierra de Barros y Tentudía.
La Ruta la del Aceite transcurre por Sierra de Gata, Hurdes y Tierras de Granadilla en la provincia de Cáceres y en la provincia de Badajoz por la comarca de La Serena.
Completa el mapa la Ruta del Vino y Cava Ribera del Guadiana por una veintena de municipios de las comarcas pacenses de Tierra de Barros, Zafra y Río Bodión.
Centros de interpretación, museos, construcciones populares de la dehesa como corrales y chozos, almazaras, lagares y molinos en las áreas aceiteras y bodegas en las vinícolas salpican el recorrido por una Extremadura que está para comérsela.