Al caer la noche, el cielo de Extremadura dibuja una dehesa mágica y unos cascos históricos que fascinan con su nobleza. Bajo la luz de la luna y las estrellas, las encinas y los alcornoques, se muestran especialmente majestuosos los castillos, palacios y casas señoriales que exhiben sin filtros su grandeza.
El cielo extremeño tiene una calidad suprema. Su escasa contaminación lumínica hace que sea uno de los preferidos de Europa para los aficionados a rastrear auroras boreales, planetas, constelaciones o perseidas.
La propia agencia estadounidense NASA, ha elegido en más de una ocasión las fotos nocturnas tomadas en la noche extremeña como las mejores del mundo entre miles recibidas de todo el planeta. Además, la Fundación Starlight ha distinguido como Destinos Starlight por su nivel de excelencia los cielos de la Reserva de la Biosfera de Monfragüe, Las Hurdes y Moraleja en la provincia de Cáceres. Hay que sumarles, en la provincia de Badajoz, la Sierra Suroeste y la zona de Alqueva que comparten Extremadura y Portugal.
Hay, además, una red de miradores celestes (algunos de ellos: Arroyo de la Luz, Castuera, Fuentes de León, Garciaz, Logrosán, Perales del Puerto, Serrejón, o Valencia de Alcántara), y senderos luminosos que invitan a disfrutar del espectáculo del cielo en estas tierras desde rincones excepcionales.
Para vivir la magia de la noche en Extremadura los ojos son el mejor instrumento. Se puede alzar la vista desde la calmada dehesa, al abrigo de su arboleda o de sus viviendas tan auténticas porque son construcciones cargadas de historia.
También se puede preferir dirigir la mirada a través de las puertas, ventanas y balcones de cuidada arquitectura que hay en los conjuntos históricos y patrimoniales de tantos municipios extremeños.
Visitando Extremadura y su cielo, siempre se conseguirá el gran regalo de entregarse a la belleza y al exclusivo placer de atesorar esos momentos únicos que se guardan en la retina y tanto enriquecen.